Encuestas y desinformación: ¿Cómo frenar las fake news?

En una sociedad donde la información abunda y se distribuye velozmente, es inevitable que esta se convierta en un arma de doble filo. Así, la desinformación, la otra cara de la moneda, penetra en todas las áreas posibles, siendo el mundo de las encuestas y la investigación uno de los más afectados.

AIM
Encuestas y desinformación: ¿Cómo frenar las fake news?

Durante las últimas semanas, la campaña de desinformación sobre el Censo 2024 y la consecuente agresión hacia la encuestadora del Instituto Nacional de Estadísticas, ha traído a la discusión, nuevamente, los impactos que puede tener la desinformación en el rubro de los estudios y encuestas. 

Respecto a esta situación, Enrique Núñez, periodista e investigador en Michigan State University y afiliado al Center for Information, Technology and Public Life de la Universidad de Chapell Hill, que investiga sobre la propagación de desinformación y su relación con el periodismo y los medios de comunicación, explica que “son casos como este los que nos muestran que efectivamente la desinformación sí está cumpliendo un rol y, en este caso, lo que ocurre va más por la desconfianza a entregarle mis datos a alguien y no saber para qué los van a usar”. 

En base a los efectos de la desinformación en la sociedad, Activa desarrolló el estudio Fake news: Desinformación en Chile y en Latinoamérica con el objetivo de dar cuenta de la percepción ciudadana respecto al fenómeno de las fake news. Ramón Cavieres, director ejecutivo de Activa, explica que este tema “genera problemas a la sociedad, a las personas y a los mismos medios, justamente porque hoy en día la desinformación pasa a ser una estrategia de distintos sectores y organizaciones para influir en las personas”. 

Así, el estudio arrojó que un 52% de los chilenos reciben “todos o casi todos los días” información falsa o tergiversada, mientras que un 29% aseguró que esto le pasa al menos una vez a la semana. 

Encuestas como método de desinformación

El director ejecutivo de Activa explica que, muchas veces, “las encuestas son parte de la desinformación. Cuando se publican encuestas falsas o se difunden resultados parciales, estas, al ser datos que influyen en el comportamiento de las personas, también son utilizadas en procesos desinformativos”. 

En esta misma línea, Pedro Santander, académico de la Universidad Católica de Valparaíso y quien dirige el grupo de investigación Demoscopía Electrónica del Espacio Público (DEEP), que analiza la relación entre redes sociales y fenómenos políticos en Chile, explica que “existe un problema bastante extendido respecto a la fiabilidad de las encuestas y, a largo plazo, lo que se está jugando aquí es la credibilidad de los estudios de opinión pública”. El académico también resalta las consecuencias del uso de las encuestas como herramienta política a favor de ciertos intereses: “Esto, sumado a muchos otros elementos, como las fake news, los discursos de odio y todo un abanico de acciones desinformativas, están dañando y debilitando la democracia occidental”. 

En esta misma línea, según el estudio de Activa, en Chile el 71% de los encuestados dijo estar de acuerdo con la afirmación “la desinformación es una amenaza para nuestra democracia”, mientras que un 68% dijo estar de acuerdo con la aseveración “la desinformación debilita nuestro proceso electoral”. 

En cuanto al efecto que tiene la desinformación en la confianza de las encuestas, Enrique Núñez asegura que las encuestas “son hasta ahora una de las herramientas más eficientes para poder percibir los intereses, preocupaciones y valores de la ciudadanía. Y las encuestas tienen mucho potencial de desinformación, porque tratan temas que importan a líderes de opinión de diferentes sectores y por eso también es muy importante que sean muy transparentes en su metodología y que la presentación de los resultados sea fácil de seguir y entender”. 

Cómo enfrentar la desinformación

Según el estudio Fake news: Desinformación en Chile y en Latinoamérica de Activa, en Chile el 42% de los encuestados dijo sentirse “algo confiado” para reconocer información falsa, mientras que un 32% dice estar “muy confiado”. 

Si bien no hay una fórmula clara para evitar creer en información fraudulenta o tergiversada, Ramón Cavieres destaca el rol que tiene el mundo investigativo: “Cuando uno difunde el resultado de una encuesta hay que ser muy claro en difundir la metodología, quién la hizo, para qué la hizo y exponer los resultados de manera pública en tu web”. Estas mismas variables, plantea Santander, son las que deben preguntar los periodistas antes de difundir una encuesta: “quienes estamos en el ámbito del periodismo tenemos que hacer estas preguntas básicas cuando nos enfrentamos a encuestas, preguntas básicas que generalmente no se hacen”, explica. 

Por su parte, Núñez plantea la importancia de los intermediarios en los procesos informativos: “es importante trabajar con intermediarios como municipios, por ejemplo, informando y adelantándose a las campañas desinformativas antes de que se viralicen, porque en el momento en que empieza a correr una pieza desinformativa, siempre va a haber alguien que la va a creer”. 

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