La llegada de la pandemia ha expuesto la importancia de contar con información de calidad que permita que diversos actores puedan colaborar en la creación y monitoreo de políticas públicas. AIM conversó con Fabrizio Scrollini, director ejecutivo de la Iniciativa Latinoamericana de Datos Abiertos; Jaime Ibarra, representante de la sociedad civil en la Mesa de Gobierno Abierto de Chile; y Carolina Chávez, representante de la academia en la Mesa de Gobierno Abierto de Chile e investigadora del Centro Smartcity Lab-Usach, sobre los avances y pendientes del país en esta materia.
En la era de la información, se ha vuelto esencial contar con datos que mejoren el análisis, la toma de decisiones y promuevan la innovación. Una situación que ha quedado en evidencia con la propagación del COVID-19, en donde la necesidad de contar con cifras oportunas y veraces para el monitoreo y control de la pandemia ha sido fundemental.
En este contexto, los datos abiertos buscan facilitar el acceso a información de interés ciudadano a través de datos en formatos que puedan ser utilizados, reutilizados y redistribuidos. En esta práctica los gobiernos juegan un papel esencial por su rol en la producción y centralización de información relevante de los países.
Fabrizio Scrollini, director ejecutivo de la Iniciativa Latinoamericana de Datos Abiertos (ILDA) explica a AIM que los principales beneficios de abrir este tipo de información se relacionan con la creación de valor que se puede producir a partir de estos datos, y con el aporte que representan para facilitar la vida de las personas. “El uso de los datos abiertos tiene mucho que ver con la creación de valor social, valor económico y transparencia”, destaca Scrollini.
Usos de los datos abiertos
Chile es uno de los países firmantes de la Carta Internacional de los Datos Abiertos, una iniciativa multilateral que surgió en 2015 y que establece estándares en la materia.
De acuerdo con los principios establecidos en este compromiso, los datos abiertos deben tener un acceso simple y gratuito; estar sujetos a una licencia abierta y sin restricciones de uso; y ser entregados en formatos que puedan ser procesados por computadoras de manera que sean comparables e interoperables.
“Un PDF no es un dato abierto”, aclara Jaime Ibarra, director de proyectos en Fundación Multitudes y representante de la sociedad civil en la Mesa de Gobierno Abierto de Chile. Junto a ello detalla que los datos abiertos son “una herramienta con la cual tú puedes empezar a generar cruces de datos y ver la eficacia de una política pública”, afirma.
Un ejemplo de esto es la Fundación Observatorio Fiscal, que ha utilizado los datos de la Dirección de Presupuesto (DIPRES) para generar visualizaciones que muestran en qué gastan los ministerios, además de diversas investigaciones en temas como la inversión publicitaria del Estado.
Carolina Chávez es investigadora de Gobierno Abierto del Centro Smartcity Lab-Usach y representante de la academia en la Mesa de Gobierno Abierto de Chile. Desde su rol destaca la importancia de este tipo de información para la investigación y la innovación. “Los datos abiertos son sumamente relevantes porque por sus características técnicas —como formatos fácilmente reutilizables— y jurídicas pueden ser usados para la generación de aplicaciones útiles para la sociedad, es decir, darle un valor público al dato. Además, mediante su análisis, se puede detectar un problema o brecha, y sobre ello trabajar en una propuesta de solución para la sociedad y también se puede aportar en la generación de políticas públicas”.
La académica agrega que los datos abiertos pueden ser usados en modelos matemáticos y de simulación, “los cuales permiten analizar millones de datos y variables, posibilitando generar una propuesta de solución al problema lo más cercano a la realidad Así, se abre un campo para la investigación e innovación en áreas como la salud, smartcity, energía, educación, entre otras”, explica Chávez.
En esta línea, durante la pandemia universidades y organizaciones nacionales e internacionales han utilizado las bases de datos COVID-19 del Ministerio de Ciencias para desarrollar visualizaciones sobre la evolución del Coronavirus en el país. Además, Chile cuenta con ejemplos de uso de datos abiertos para innovar a través de aplicaciones en temas como transporte público, precios de medicamentos y precios de los combustibles.
El estancamiento de Chile
Fabrizio Scrollini destaca que en la última década América Latina ha vivido un auge: “Esto fue relativamente positivo en la medida que muchos países comenzaron a incluir políticas de datos abiertos especialmente desde los gobiernos centrales”. El director ejecutivo de ILDA destaca que Uruguay y México son quienes llevan la delantera en la región y afirma que “la situación de Chile ha sido peculiar, porque nunca se terminaron de estructurar e institucionalizar las políticas de datos abiertos”, advierte.
El Barómetro de Datos Abiertos califica la apertura de datos en Chile con un puntaje de 47 sobre 100, dejando al país en el puesto número 26 a nivel mundial y quinto en Latinoamérica y el Caribe. Sin embargo, el ranking ubica al país en el grupo de los países rezagados correspondiente a las naciones que “parecen haberse estancado y no han logrado ningún progreso en estos cinco años”, critica el informe.
A juicio de Carolina Chávez, este estancamiento se debe a una falta de cultura de datos en el país. “La pandemia demuestra que los organismos no estaban preparados para la apertura de datos, no hay estándares ni protocolos sobre cómo informar. La gente que trabaja en la gestión pública tiene que aprender qué son los datos abiertos”, opina.
Por su parte Jaime Ibarra apunta a la falta de presupuesto para este tipo de iniciativas. “En muchas reparticiones no existe un ítem presupuestario que vaya dedicado a impulsar políticas de gobierno. Los planes que funcionan son los que tienen plata, que Chile Compra tenga el 91% de cumplimiento en un tema de datos, es por que dio financiamiento a ese compromiso”, afirma el director de proyectos en Fundación Multitudes.
El rol de los actores privados
Jaime Ibarra también pone énfasis en el aporte que pueden hacer las empresas en materia de apertura de información. “El privado es un actor que tiene algo que decir y tienen datos que aportar”, señala, opinión que comparte el director ejecutivo de la Iniciativa Latinoamericana de Datos Abiertos:
“Hoy las pequeñas y medianas empresas necesitan datos que provienen del Gobierno, como información de compras públicas para participar en procesos de licitación. Ahí los actores intermediarios que se dedican a construir estas herramientas son clave. Pero, por otro lado, los privados también puede ser proveedores de datos y contribuir al conocimiento público de un tema, entonces es un doble rol”, explica Fabrizio Scrollini.
En este sentido Carolina Chávez llama a un trabajo en conjunto entre todos los actores para institucionalizar las políticas de aperturas de datos en Chile. “Tenemos que hacer un trabajo conjunto e integrado, entre universidades, instituciones públicas, empresas privadas y sociedad civil para desarrollar un compromiso entre todos y generar acciones a nivel país a través del uso de datos y el valor público de este”.