El segundo informe de la encuesta, revela qué diferencias entre los ciudadanos son percibidas como un aporte u obstáculo al diálogo. Las diferencias culturales son consideradas en su mayoría como una contribución, mientras que las ideologías políticas y las clases sociales son las únicas que aparecen mayoritariamente como un impedimento.
Medir el clima del diálogo en el país y analizar cómo la ciudadanía conversa sobre las distintas temáticas de interés público fue el objetivo de la encuesta realizada por Tenemos que Hablar de Chile —la plataforma de participación ciudadana impulsada por la UC y la U. de Chile— junto a la empresa consultora Criteria. Para eso se encuestó a 1.500 personas de todas las regiones del país, 50% hombres y 50% mujeres, de todos los niveles socioeconómicos en los días previos al Plebiscito Nacional. Esta segunda entrega de la encuesta pone el foco en la diversidad y sus implicancias sobre el diálogo, así como también en los estados de ánimo que sienten las personas a la hora de conversar con otras.
Los resultados muestran que existe una valoración positiva de la diversidad y que se percibe como un gran aporte al debate público nacional, con el 70% de las preferencias. En esa línea, el 74% de las personas considera que “las culturas de los pueblos originarios podrían ser o definitivamente son un aporte que enriquece el diálogo ciudadano sobre el país”, a la vez que el 73% de los encuestados considera que “las culturas de los distintos territorios de Chile podrían ser o definitivamente son un aporte que enriquece el diálogo ciudadano sobre el país”. Por último, el 46% de los encuestados manifestó que “las culturas de los inmigrantes podrían ser o definitivamente son un aporte”.
Sin embargo, algunas diversidades tuvieron otra apreciación. En particular, las ideologías políticas son la únicas vistas mayoritariamente como un obstáculo: el 56% de las personas manifiesta que “definitivamente son o podrían serlo”. Algo similar ocurre con las diferencias sociales, donde el 49% considera que no contribuyen al diálogo. Respecto a las diferencias religiosas, los resultados son mixtos: un 37% las considera como obstáculo, un 36% que pueden ser ambas opciones y un 27% indica que “podrían ser o definitivamente son un aporte”. Por último, sobre las diferencias entre hombres y mujeres, el 48% señala que son un aporte y sólo el 28% las ve como un obstáculo. Y cuando se evalúa la diversidad desde la identidad de género u orientación sexual, esto también aparece como un aporte al diálogo con un 52% de las preferencias.
¿Y cuál es el estado de ánimo a la hora de conversar con otras personas sobre Chile?
El sondeo reveló que el 46% de las personas siente estrés y/o cansancio “a menudo o siempre”, mientras que el 33% dijo tener ambas sensaciones “a veces” y el 21% manifestó que “rara vez o nunca”. Otros estados de ánimo que se identificaron con mayor frecuencia fueron las duplas indignación/rabia y curiosidad/interés, donde un 39% de los encuestados dijo sentirlas “a menudo o siempre”. Sin embargo, el dato más interesante fue la disposición de los chilenos y chilenas al conversar sobre el país con otras personas: un 40% dijo tener una actitud de apertura/atención/escucha, mientras que un 43% declaró sentir indiferencia “rara vez o nunca”.
Por otro lado, se consultó a los encuestados sobre la última conversación que mantuvieron con otra persona sobre temas de interés nacional. El 62% indicó que se habló de “cómo se ve el futuro del país, a partir de la situación actual” y entre las situaciones que se dieron, el 81% dijo que “pudo explicar y enseñar cosas” y otro 76% declaró haber podido “aprender cosas”. Cinco de cada diez respondieron que “surgieron ideas que nadie había tenido por su cuenta”.
Hernán Hochschild, director ejecutivo de Tenemos que Hablar de Chile, señala que “la mayoría de diferencias que evaluamos no solo no polarizan, sino que son un aporte al diálogo. La diversidad, en especial la cultural, es una oportunidad. La mirada es que nuestras diferencias no nos tienen por qué dividir. Hay un valor a rescatar en ellas. Por eso la política no puede ser un obstáculo para el diálogo, tiene que ser un canalizador de él. Y hoy no lo está siendo”.
Desde su perspectiva, Matías Chaparro, gerente general de Criteria, observa que “conversar sobre el país con familiares, amigos y compañeros de trabajo es una actividad emocionalmente compleja pero gratificante. Las personas se encuentran más frecuentemente con actitudes de apertura y respeto que de intolerancia y agresividad. En el contexto de la vida cotidiana, los ciudadanos de a pie parecen procesar mejor sus diferencias que los políticos profesionales”.
Este segundo informe se suma a los primeros resultados que la encuesta dio a conocer la semana pasada, en los que se advirtió que la ciudadanía ve más posible lograr acuerdos a nivel ciudadano que político, y que si bien dialogar es valorado positivamente como un mecanismo, hay escepticismo sobre si se podrá lograr. En esos mismos resultados, también se observó que las universidades y las organizaciones de vecinos fueron identificadas como las entidades que más ayudan a generar un diálogo en el país, mientras que los partidos políticos fueron los peor evaluados.
La encuesta realizada junto a Criteria es la antesala a la presentación de los resultados preliminares de Tenemos que Hablar de Chile, que serán dados a conocer a principios de diciembre. A la fecha, la plataforma —lanzada en abril de este año— ha reunido a más de 100.000 personas para conversar sobre el país a través de alguna de sus dos formas de participación —las consultas ciudadanas y las conversaciones por videollamada— con el fin de entregar insumos a las autoridades y a la opinión pública, aportando así a la creación de mejores políticas y al proceso constituyente que ya está en marcha.