Nallely Lagos trabaja como encuestadora desde 2009. Comenzó como un trabajo paralelo a sus estudios y, actualmente, continúa haciéndolo los fines de semana. Desde 2018 trabaja con Datavoz realizando encuestas sociales en hogares en Temuco y sus comunas aledañas.
“La encuesta sirve para que las personas se sientan escuchadas”
-¿Qué conocimientos consideras que es clave que tengan los encuestadores para poder hacer su trabajo de manera correcta?
-Creo que es muy importante saber ser empática con la gente. Yo me pongo en el lugar que si a mí me van a tocar una puerta y tengo una especie de robot siguiendo una pauta y pidiendo información, no me darían ganas de responder la encuesta. La gente quiere que tú le expliques en palabras simples de qué se trata este estudio, cuáles son las condiciones, cuál es la información que van a entregar. Entonces, para que una encuesta resulte bien, uno tiene que entregar cierta confianza a la gente, tomarse el tiempo para conversar con ellos. Yo siento que ese tiempo que yo me tomo es súper valioso porque finalmente obtengo información de calidad.
– ¿Te ha tocado enfrentarte a alguna situación peligrosa?
– Nunca me he tocado una situación así. Sí me ha tocado, por ejemplo, ir a entrevistar a lugares más peligrosos y trato de ser perceptiva y ver bien dónde voy a trabajar. Me ha tocado ir a sectores donde están con vigilancia policial, donde hay gente mal educada, que te trata de garabato, o que de repente andan con armas blancas. Ahí uno dice, ¿a qué tanto me estoy exponiendo?
-¿Cómo consideras que tu labor de encuestador contribuye a la sociedad?
-Siento que hoy cada vez la gente está conversando menos con otros y la encuesta sirve para que las personas se sientan escuchadas. Me ha tocado entrevistar gente que vive sola y que yo llegue a realizarles una encuesta es súper satisfactorio para ellos porque se sienten escuchadas. A nivel estadístico, también son súper valiosas las encuestas, pero hoy en día el tema de la encuesta está mal visto. Por ejemplo, me ha tocado mucho que la gente me dice “qué saco con darle información si al final el país va a seguir tal cual como está”. Pero al final, en base a todo lo que nos dice la gente, y a todo lo que la gente opina en relación a ciertos temas, se generan políticas públicas.
“Siento que aporto a la sociedad”
Juan Cartagena trabaja como encuestador desde hace 24 años y forma parte del equipo de Feedback desde hace casi 20. Tiene 63 años y se desempeña haciendo encuestas, principalmente de opinión pública, en distintas comunas de la Región Metropolitana.
-En base a tu trayectoria, ¿qué consejo le darías a quienes hoy se incorporan al mundo de las encuestas?
-Como consejo siempre les digo que hay que tratar de salir temprano. Yo salgo todos los días a las 9 de la mañana de mi casa, de lunes a sábado, aunque esté lloviendo. Y estoy golpeando sí o sí la primera casa a las diez de la mañana. Creo que el gran error de los encuestadores siempre ha sido lo mismo: el horario. Parten muy tarde y en las poblaciones tú no puedes hacer encuestas después de las 4 de la tarde. También, cuando voy a poblaciones, no uso la credencial, me la escondo y la saco solamente cuando abordo a las personas, así me expongo menos. Lo otro que yo siempre les digo a los encuestadores que son nuevos, es que nunca entren a la casa, jamás. Porque si entran, primero, la persona que usted va a encuestar se relaja y, en segundo lugar, usted no sabe quién está adentro.
-¿Qué es lo más difícil de su trabajo?
-Las encuestas de sondeo de personas son difíciles, porque la gente hoy en día es muy reacia a decir cuántas personas viven en su casa, por ejemplo. También es difícil saber cómo abordar a las personas, pero con experiencia se aprende: uno tiene que decirle al tiro a la gente lo que está haciendo y ser educado, siempre. Otra de las cosas más difíciles, pero también más bonitas de ser encuestador, es conocer nuevas realidades. Por ejemplo, la encuesta que estoy haciendo ahora para la Icare, donde encuestamos a personas que cuidan de adultos mayores o personas discapacitadas, es algo que nunca se había hecho. Cuando salí a hacerla el primer día yo llegué casi llorando aquí a la casa y 4 encuestadores tuvieron que dejar el estudio porque no fueron capaces. Conocí casos, por ejemplo, de un hombre de 50 años al que le amputaron las dos piernas y la mujer vende ensalada afuera para generar plata, porque no pueden dejarlo solo. Y todo eso sale todo publicado después, entonces ahí yo siento que aporto a la sociedad.
-¿Qué es lo que más satisfacción te genera de tu trabajo?
Me gusta porque tengo libertad, me gusta porque conozco la realidad de la gente y porque cuando hago una encuesta, conozco los problemas reales de la gente. Me gusta porque se expresan sus problemas y uno los va conociendo y porque la opinión de las personas es importante. El otro día que vi la encuesta que hicimos a los inmigrantes en el verano y que salió publicada en La Tercera, es me generó mucha satisfacción, porque me hace sentir que mi trabajo es válido e importante.