Con 26 años de experiencia, esta empresa socia de AIM se caracteriza por su fuerte énfasis en lo metodológico. Conversamos con su directora ejecutiva, Paulina Valenzuela, sobre la importancia de la rigurosidad en la investigación y el rol que debe asumir la AIM para educar a la ciudadanía en materia de buenas prácticas.
“Somos una empresa cuyo foco está en lo metodológico, en el diseño de investigaciones, por lo tanto, nuestros estudios son en su mayoría estudios ad hoc. Nuestro perfil es bien híbrido, no somos una empresa sólo de investigación de mercado, ni de opinión pública, sino que somos una empresa de investigación social más amplia, lo que nos permite cubrir muchos ámbitos o temáticas”, así define Paulina Valenzuela a Datavoz.
Los inicios de esta empresa se remontan a 1994 con la creación de Statcom una compañía orientada a la asesoría en el ámbito de la estadística. Diez años después, Paulina Valenzuela, junto a la economista Carla Lehmann y la periodista Ximena Hinzpeter, formaron Datavoz, con el objetivo de orientarse hacia el ámbito del mercado y la opinión pública. Hoy ambas empresas se encuentran fusionadas cubriendo todo el espectro del mundo de la investigación.
Hablar fielmente por otros se ha transformado en el lema de Datavoz, visión que materializan poniendo especial cuidado en el rigor con el que tratan la información que les otorgan los entrevistados y las comunidades. “Producir buenos insights, buenas conclusiones, está bien, pero hay que ser conscientes de que uno cuando se dedica a esto, en realidad está hablando por otras personas y eso hay que hacerlo bien. Esa es la gran responsabilidad que tenemos como investigadores”, recalca Valenzuela.
El valor de comunicar los hallazgos
Las personas están en el centro del trabajo de Datavoz. Esto se traduce también en la búsqueda por compartir los resultados de los estudios con las comunidades participantes. Esto lo pudieron llevar a cabo a través del programa Quiero Mi Barrio del Ministerio de Vivienda, en una experiencia que califican como muy enriquecedora para todo el equipo.
“Nos ha tocado recorrer cerca de cien barrios vulnerables en Santiago, en que hemos tenido que presentar los resultados del estudio. Es notable porque las personas sienten que la opinión que dan importa. Ver que la gente cuando se siente escuchada se siente respetada, siente que su opinión vale. La gente agradece tanto que uno vaya a contarles lo que piensan sus vecinos, se sienten partícipes”, relata.
“Creo que la AIM debe cumplir un rol educativo”
Además de su rol de directora ejecutiva en Datavoz, desde diciembre de 2020 Paulina Valenzuela es vicepresidenta de AIM. Desde este espacio busca aportar a posicionar a la asociación como un referente técnico válido que además eduque a la ciudadanía respecto a las mejores prácticas en la industria.
“Creo que el rol de la AIM es educativo en términos públicos, debe promover la transparencia en cuanto a las posibilidades, los alcances y méritos de las diferentes formas de realizar estudios, lo que no tiene sentido que sea impuesto por ley. El rol de la AIM debería levantar estándares mínimos, en acuerdo con sus socios, al menos en el ámbito de la investigación de opinión pública”, afirma.
Junto a esto destaca la apertura de AIM a nuevos actores del mundo de la investigación. “Yo creo que abrir el ingreso a estos otros actores, va a dar nuevas oportunidades a la AIM. Toda la discusión que se instaló respecto al GSE, perfectamente podría abrirse a todo este otro mundo que tiene opinión. Ellos consideran que medir el nivel socioeconómico hoy no es suficiente y se podrían considerar otro tipo de herramientas e indicadores. Ese diálogo conjunto naturalmente va a enriquecer y va a darle más sustento teórico a una herramienta como esta. Pensar que vamos a tener investigadores y centros de universidades y privados siendo parte de la AIM abre todas estas posibilidades de conversación”, destaca.
“Yo veo muchas posibilidades a que se incorporen centros más vinculados a la investigación social más dura. Pero las empresas tenemos que estar dispuestas a aceptar la crítica del sector más académico, que las hay. Son procesos de escucha y conversación que en mi opinión sólo tienen beneficios para ambas partes. Uno, para que la academia entienda todas las discusiones que hay en la operación del día a día y, por otro lado, para que las empresas que estamos en la AIM también podamos aprender respecto a cómo las metodologías que usamos impactan en los resultados, en las conclusiones y en la data que están usando nuestros clientes”, finaliza Paulina Valenzuela.