Este jueves se realizó la primera sesión de Diálogos AIM 2025, espacio que busca conectar los desafíos de la investigación con temas país. En esta oportunidad, la actividad estuvo centrada en el Censo 2024 y contó con la participación de Macarena Alvarado, jefa del Censo, quien presentó la metodología utilizada, los principales desafíos en la recopilación de los datos y los primeros resultados disponibles, sobre población, hogares y viviendas a nivel nacional, regional y comunal, con datos desagregados por sexo y edad.
La jornada fue moderada por Paulina Valenzuela, directora de AIM y socia fundadora de Datavoz, y contó con la participación de los directores Alejandra Ojeda, gerenta de Estudios Públicos de IPSOS, y Cristián Buzeta, académico de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile.
¿Cuántos somos?
Uno de los temas que generó interés fue el total de población censada: de acuerdo a los primeros resultados, fueron 18.480.432 personas. En su intervención, Alejandra Ojeda planteó que existía la percepción de que la población superaría los 20 millones de personas, lo que no se reflejó en los datos. “Una de las hipótesis que se manejan es que hay población migrante que no está censada o que no queda registrada como residente permanente, o bien que nuestras estimaciones estaban sobreestimadas”, señaló.
Macarena Alvarado explicó que esta diferencia se debe, principalmente, a dos factores: primero, la brecha metodológica entre población censada y población estimada. “Ningún censo logra captar al 100% de la población. Así como en las encuestas se hace cada vez más difícil llegar a ciertos segmentos, en los censos también se complejiza el trabajo en terreno”, sostuvo.
En segundo lugar, se refirió a la distancia entre las proyecciones basadas en el Censo 2017 y la realidad demográfica posterior a la pandemia. “No podemos olvidar lo que pasó entre el año 2017 y el 2024. Se proyectaba una fecundidad de 1,56, pero hoy estamos en 1,16; y la pandemia afectó los indicadores de mortalidad. Por lo que los resultados no son una sorpresa, sino una muestra de cómo ha cambiado el país”, apuntó.
Envejecimiento de la población y nuevos tipos de hogares
Uno de los temas más relevantes de la primera entrega del Censo 2024 ha sido el envejecimiento poblacional, que también marcó la conversación entre los expertos. Cristián Buzeta planteó la necesidad de identificar nuevas variables para analizar, más allá de los cambios demográficos evidentes. “Hemos hablado de cómo han cambiado las composiciones familiares, del surgimiento de liderazgos femeninos dentro del hogar, y del envejecimiento poblacional. ¿Qué otras tendencias debemos observar con atención?”, preguntó.
En respuesta, Macarena Alvarado destacó el crecimiento de los hogares compuestos únicamente por personas mayores. “Este tipo de hogares plantea desafíos importantes desde el punto de vista socioeconómico y del acceso a servicios. Nos obliga a repensar nuestras políticas públicas”, afirmó.
La jefa del Censo 2024 indicó que uno de los ejes clave para el análisis futuro será el cuidado: “Hay una reducción de hogares con presencia de niños y un aumento de aquellos integrados sólo por personas mayores. Es fundamental entender cuántos de estos hogares son unipersonales y cuántos agrupan a más de un adulto mayor. Ahí hay un foco muy potente desde la perspectiva del cuidado y la red de apoyos”.
También subrayó la necesidad de repensar el diseño urbano. “Debemos considerar el tipo de infraestructura que requieren distintos perfiles de habitantes. El tamaño de las veredas o el acceso a servicios como consultorios, son elementos que no pueden abordarse sin conocer quiénes viven en cada lugar”, agregó.
Los desafíos de las encuestas presenciales
Finalmente, la instancia permitió reflexionar, a partir de la experiencia del Censo, sobre los retos que enfrentan las encuestas presenciales. En su intervención, Paulina Valenzuela valoró el esfuerzo metodológico de una operación completamente en terreno. “Aunque el Censo no mide opiniones ni percepciones, nos entrega una fotografía precisa de la población. También es una lección sobre los desafíos de llegar a las personas, generar confianza y recopilar información sensible”, comentó.
Respecto a los elementos que permitieron sortear las dificultades, Macarena Alvarado coincidió en que se trata de una operación profundamente humana, donde el éxito depende de la capacidad de generar un entorno seguro y confiable para las personas. “Le preguntamos a la gente datos muy personales, como cuántos hijos ha tenido y si nacieron vivos. Para eso, necesitamos un vínculo que no se construye con tecnología, sino con presencia en el territorio y colaboración con otras organizaciones con presencia territorial”, sostuvo.
Además, destacó el rol que jugó la tecnología en el proceso: “No sólo usamos dispositivos para recolectar datos, sino que tuvimos que integrar diariamente la información que llegaba desde todo el país. Esa capacidad de análisis en tiempo real nos permitió tomar decisiones rápidas y efectivas”, detalló.
