“Hoy en día, ESOMAR está expandido en todo el mundo, y más que ser una asociación europea, es la asociación mundial de profesionales de la investigación de mercado”, destaca Rafael Céspedes. Si bien la institución partió en Europa, actualmente reúne a más de 40 mil miembros de la industria a nivel global y se ha consolidado como uno de los principales referentes en materia de ética y tendencias en investigación.
El valor de crear redes
Una de las principales motivaciones de Rafael para asumir este cargo –el cual durará dos años con posibilidad de reelección– es contribuir al fortalecimiento de las redes internacionales entre actores de la industria de la investigación de mercado y opinión. “Ahora como miembro de ESOMAR veo que en países pequeños como el nuestro, necesitamos más que nunca ser parte del mundo, estar conectados y colaborar para seguir desarrollando la profesión”, explica Céspedes.
Junto a ello, el nuevo representante de ESOMAR en Chile busca estrechar lazos con la AIM con el fin de que más miembros de la Asociación puedan ser parte de instancias internacionales. “La idea es que —a través de un trabajo conjunto con la AIM— los profesionales de nuestro rubro empiecen a encontrar un espacio donde puedan participar más activamente. De ahí mi motivación a participar”, agrega.
Ejes de su gestión
De acuerdo a Rafael Céspedes uno de los principales objetivos para ESOMAR durante este periodo, es poner en valor a la investigación de mercado y comunicar su importancia en la toma de decisiones. Otro de los ejes tiene que ver con la promoción del Código de Ética de ESOMAR, el cual establece estándares de calidad para la industria.
“El código de ética ESOMAR nos ayuda a definir conceptos que son clave: ¿Qué es lo que entendemos por análisis de datos? ¿Privacidad? ¿Cliente? ¿Qué es lo que comprendemos por datos personales? ¿Y por datos primarios y secundarios?”, explica. Junto a ello, Céspedes resalta la importancia de que los investigadores mantengan una conducta intachable y no realicen acciones que pongan en peligro la privacidad de los datos, tanto de personas como de clientes, o bien, que perjudiquen la reputación de la investigación de mercado y de opinión. “Tenemos que cuidar ambos lados. Tanto a quienes nos entregan la información como a quienes nos piden la información”, finaliza.