Por: Juan Pardo
En AIM nos preocupa la circulación de información tendenciosa o sesgada bajo el rótulo de “encuesta de opinión”. La aparición de este tipo de contenidos, de fuentes no habituales o desconocidas, usualmente denota una intencionalidad; son más bien operaciones políticas con una finalidad determinada, como instalar algún tema en la agenda de los medios falseando el estado de la opinión pública y, finalmente, la realidad.
Hemos visto algunos casos específicos de publicaciones con resultados que estuvieron completamente desalineados con el resto de las encuestas que sucedieron en el país, como aquellos “estudios” realizados previo al plebiscito por una Convención Constitucional en 2020 que mostraban que las opciones Apruebo o Rechazo estaban prácticamente empatadas, o incluso que el rechazo era mayor. Tras los cómputos electorales, quedó claro que esas encuestas fugaces fueron pagadas por un sector político como parte de una operación de propaganda tendenciosa, algo completamente reñido con la ética.
En ese sentido, urge que la prensa tenga particular cuidado con el origen de los datos que llegan a las salas de redacción. Nuestra organización ha facilitado, en nuestro sitio web, una serie de contenidos que pueden ser de utilidad para que los medios de comunicación no cometan el error de publicar esas informaciones tendenciosas, como los elementos que todo estudio debe informar (desde el tamaño de la muestra hasta la técnica utilizada para recoger la información). Por supuesto, esta herramienta no sirve de nada sin la labor de fact checking (verificación) de los periodistas y el cuidado de los profesionales de la prensa de no dejarse llevar por el afán del golpe noticioso; ya que, siendo este evento falso, salen perjudicados los medios, pero también, y sobre todo, la ciudadanía y nuestra democracia.
Como asociación, tenemos el deber moral de siempre estar atentos a la aparición de este tipo de acciones que corrompen la democracia. Creemos que la ciudadanía tiene el derecho a acceder a información de calidad respecto a los procesos democráticos. Por eso, las empresas, instituciones y personas que pertenecen a AIM adhieren y se guían por los estándares que nos hemos impuesto para la elaboración de encuestas, entre otros, la redacción de preguntas universales, con un lenguaje claro y directo, sin adjetivos o sesgos inductores y con alternativas de respuestas claras, exhaustivas y excluyentes; requerimientos técnicos mínimos que permiten guiar el diseño de instrumentos con preguntas objetivas que no generen sesgos interpretativos.
Por eso, nos interesa que se asegure el derecho a libre acceso de la información, proveyendo las herramientas científicas de estudio de la opinión pública; y también nos interesa promover un estándar de calidad para que eso ocurra. Necesitamos un marco que rija los bordes de nuestro negocio. Porque este finalmente se basa en proveer de información válida y confiable a la ciudadanía. Y si nosotros nos equivocamos –o no reaccionamos frente a las informaciones tendenciosas que se difunden en el país– perdemos credibilidad y legitimidad. Pero, si somos capaces de asegurar y de dar confianza de que el trabajo que hacemos responde a estándares éticos y profesionales, entonces nuestro prestigio y el apoyo ciudadano a nuestra labor solamente puede crecer y consolidarse.
